Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en los Hombres,
que me quisieron para sí:
cuando el corazón les di
pusieron en él este letrero,
que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
del amor con que yo vivo,
ha hecho de los Hombres mis cautivos,
y libre mi corazón;
y causa en mi tal pasión
ver en los Hombres mis prisioneros,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es la vida!
¡Qué duros estos destierros!
¡Esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
¿NO es EL?